jueves, 28 de febrero de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

El rico Epulón y el pobre Lázaro
El rico Epulón y el pobre Lázaro
   "...En aquellos días dijo Jesús esta parábola: Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico... pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros. Replicó: Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento. Díjole Abraham: Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan. El dijo: No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán. Le contestó: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite".
                                       Lucas 16, 19-31
       ¡Cuántos Lázaros se nos cruzan diariamente en nuestro camino y, por la premura de estos tiempos de vértigo consumista, no somos capaces siquiera de verlos! Y porque tampoco somos conscientes de la trascendencia a que estamos destinados por la dignidad de hijos de Dios y no sabemos apreciar qué es lo que verdaderamente cuenta y perdura para la vida eterna. Las riquezas y posesiones de bienes materiales, si no sirven para aliviar un poco las necesidades de quienes nada tienen, no guardan ningún sentido cuando nuestra vida terrenal se acabe, pues no podemos llevarlas con nosotros, ya que a donde vamos no son moneda de circulación. Veamos a los Lázaros del camino, tratemos de comprender un poco su angustia y sus necesidades y hagamos por aliviarlas en la medida de nuestras posibilidades, y entonces nos iremos haciendo un tesoro en el cielo, como en otra parte nos dice Jesús, de las cosas que no pasan y que nos acompañarán para siempre. La Cuaresma y el AÑO DE LA FE, nos ofrecen una oportunidad única y especial: no la dejemos pasar.
Propósito: Hoy miraré con cuidado a mi alrededor para descubrir algún lázaro a quien pueda socorrer de alguna manera.
                       ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                        Jueves. Febrero 28 de 2013
J. RUIZ

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