viernes, 4 de enero de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Discípulos de Juan conocen a Jesús
Discípulos de Juan conocen a Jesús
   "...En aquel tiempo, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: He ahí el Cordero de Dios. Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: ¿Qué buscáis? Ellos le respondieron: Rabbí - que quiere decir, Maestro - ¿dónde vives? Les respondió: Venid y lo veréis. Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima. Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. El primero a quien encontró Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: Hemos encontrado al Mesías (que quiere decir el ungido). Lo llevó a donde estaba Jesús y éste, fijando en él su mirada, le dijo: Tu eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás (que significa Pedro, es decir, roca)".
                                             Juan 1, 35-42
       Cuando Juan y Andrés, preparados por el Bautista, de quien eran discípulos, ven a Jesús, le siguen inmediatamente con el ánimo dispuesto y curioso por ver cómo era el Mesías, a quien el Bautizador llamaba Cordero de Dios. Al darse cuenta Jesús de que le seguían, les pregunta qué buscan. Ellos, a su vez, quieren saber dónde vive. "Venid y lo veréis", es la invitación que Él les hace como respuesta. Ellos fueron, vieron y se quedaron. Yo no creo que se hayan quedado porque encontraron una casa con grandes comodidades y lujos que les hayan conquistado; ni donde se disfrutara de parrandas con comida, bebida y música. No. Lo que les debió cautivar fue el testimonio vivo que encontraron en Jesús del cumplimiento de las promesas de que hablan los libros santos. La experiencia del encuentro con Cristo no puede pasar sin dejar huella en el corazón de quien le busca y, sobretodo, de quien se deja encontrar. Y, así como Andrés sintió la necesidad de compartir y proclamar lo que había encontrado - el tesoro, la perla, de que hablará un día el Maestro en una de sus parábolas -, debemos nosotros también ser testigos, como veíamos ayer, y proclamadores y propagadores del Reino que la presencia liberadora de Jesús ha traído hasta nosotros.
Propósito: Hoy preguntaré a Jesús "¿dónde vives?", porque también, como los discípulos, quiero "ir y ver".
                                    ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                                     Viernes. Enero 4 de 2013
 J. RUIZ

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