miércoles, 30 de enero de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


Parábola del sembrador
Parábola del sembrador
    "...En aquel tiempo Jesús se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento. decía: Quien tenga oídos para oír, que oiga. Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. Él les dijo: A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone. Y les dice: ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas? El sembrador siembra la Palabra. Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos. De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben enseguida. Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento".
                                                                           Marcos 4, 1-20
       "Al verse desbordado por tanta gente que quería escucharle, Jesús subió a una barca y, desde allí, les enseñaba muchas cosas por medio de la Palabra". En aquella época era la mejor manera de hacerlo, pero hoy, con el desarrollo enorme de las comunicaciones, pueden existir muchas otras formas, ya que se han creado variados y eficaces métodos de proclamar y difundir las palabras y con ellas las ideas: los libros de ediciones innumerables; la radio para llevarlas hasta los rincones más apartados de la tierra; y la televisión que puede llevar, no sólo el mensaje de las palabras, sino que puede demostrarlo con las imágenes más claras e impresionantes de la realidad y, también, en tiempo real. La Palabra, siempre actual, de Jesucristo, es la semilla que nosotros, tierra buena, si la preparamos, si la abonamos con la oración a Dios y con una buena disposición de servicio a los demás, y no dejándonos ahogar "por las preocupaciones del mundo ni la seducción de las riquezas", debemos reproducir multiplicándola hasta al ciento por uno, para ser, a la vez, sembradores de ella entre las gentes que, como hace dos mil años, siguen teniendo sed y hambre de sus enseñanzas, aprovechando esos diferentes métodos de que hoy, por la gracia de Dios, disponemos.
Propósito: Hoy miraré qué estoy haciendo para "abonarme" y ser "tierra buena" que frutezca al ciento por uno.
                        ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO "
                                                                         Miércoles. Enero 30 de 2013
J. RUIZ

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