viernes, 12 de enero de 2018

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


"...Entró Jesús de nuevo en Cafarnaúm; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la Palabra. Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: ¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo? Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: ¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate, toma tu camilla y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados - dice al paralítico -: A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: Jamás vimos cosa parecida".
                                                                                   Marcos 2, 1-12

       La intercesión es una fuerza poderosa y tenemos la responsabilidad de utilizarla.- Los amigos del paralítico tenían fe, creían en que Jesús podía sanar a su amigo y se las ingenian hasta derribando parte de un techo para llegar a Él y pedirle el favor. Y el corazón de Jesús, débil ante el dolor del hombre, y urgido por la fe de sus amigos, le cura primero los posibles motivos de su enfermedad: los pecados. Y, para que no quede duda de lo que ello significa y del poder de que está investido, también lo alivia de su enfermedad: "Levántate, toma tu camilla y vete tu casa". El Evangelio no dice que el paralítico creyera que Jesús podría curarlo. Jesús ve es la fe de ellos y por ella les devuelve sano a su amigo. Es por lo que nosotros también debemos interceder por quienes están enfermos, del cuerpo o del alma, porque son nuestros hermanos, nuestros amigos, y porque el que puede, Jesús, atiende nuestras súplicas, porque, si lo hacemos, es por amor, y eso a Él, lo conmueve y lo hace reaccionar a favor.
Propósito: Hoy tendré muy presentes en mis oraciones a aquellos que parezcan alejados de Dios.
                     ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                Viernes. Enero 12 de 2018
J. RUIZ 

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