lunes, 20 de febrero de 2017

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

   "...En aquel tiempo, cuando Jesús bajó del monte y llegó al sitio donde estaban sus discípulos, vio que mucha gente los rodeaba y que algunos escribas discutían con ellos. Cuando la gente vio a Jesús, se impresionó mucho y corrió a saludarlo. Él les preguntó:  ¿De qué están discutiendo?. De entre la gente, uno le contestó: Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu que no lo deja hablar; cada vez que se apodera de él, lo tira al suelo y el muchacho echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. Les he pedido a tus discípulos que lo expulsen, pero no han podido. Jesús les contestó: ¡Gente incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho. Y se lo trajeron. En cuanto el espíritu vio a Jesús, se puso a retorcer al muchacho; lo derribó por tierra y lo revolcó, haciéndolo echar espumarajos. Jesús le preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?. Contestó el padre: Desde pequeño. Y muchas veces lo ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él. Por eso, si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos. Jesús le replicó: ¿Qué quiere decir eso de ‘si puedes’? Todo es posible para el que tiene fe. Entonces el padre del muchacho exclamó entre lágrimas: Creo, Señor; pero dame Tú la fe que me falta. Jesús, al ver que la gente acudía corriendo, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Sal de él y no vuelvas a entrar en él. Entre gritos y convulsiones violentas salió el espíritu. El muchacho se quedó como muerto, de modo que la mayoría decía que estaba muerto. Pero Jesús lo tomó de la mano, lo levantó y el muchacho se puso de pie. Al entrar en una casa con sus discípulos, éstos le preguntaron a Jesús en privado: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?. Él les respondió: Esta clase de demonios no sale sino a fuerza de oración y de ayuno”.
                                                       Marcos 9, 14-29
       "Todo es posible para el que tiene fe".- Y, aunque ésta es un don gratuito de Dios y Él se la da a quien quiere, cuando quiere y como quiere, también es cierto que la oración nos dispone de la mejor manera para recibirla y hacerla vida diaria en nuestro corazón. Por eso, como los discípulos "al entrar en una casa con Jesús, le preguntaron en privado...", nosotros debemos sacar esos momentos en privado, el "tiempito para Dos y su Palabra", ese momento de intimidad con Él para pedirle, como el padre del endemoniado: "Creo, Señor, pero dame Tú la fe que me falta". Y Él, con su compasión y misericordia sin límites, seguramente nos escuchará y nos concederá una fe a la medida de nuestras capacidades y de nuestras necesidades.
Propósito: Hoy repetiré la oración de ese padre: ¡Creo, Señor, pero aumenta mi fe!.
                     ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO ,PROCLAMO !
                                                                           Lunes. Febrero 20 de 2017
J. RUIZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario