sábado, 22 de marzo de 2014

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Parábola del hijo pródigo
Parábola del hijo pródigo
   "...En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos. Entonces les dijo esta parábola. Dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde. Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: ¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros. Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus siervos: Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado. Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano. El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado! Pero él le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado."
                                                                                                       Lucas 15, 1-3.11-32
        Esta es la Parábola de la Misericordia en la que Jesús ha sabido retratar, simbolizar, prácticamente a toda la humanidad con las diferentes actitudes y circunstancias que en ella se presentan. La figura central es el Padre bueno y misericordioso que representa a Dios, siempre dispuesto a perdonar y a acoger a sus hijos extraviados por los diferentes caminos de la vida, o a aquellos que, como el hijo mayor el cual, por no haber contrariado abiertamente al padre, ni haberse ido de casa, se cree poseedor de todos los derechos y no quiere sacar de su corazón el odio o el rencor contra su hermano. Es un relato especial para el Tiempo de Cuaresma, pues nos lleva a reflexionar y a preguntarnos qué papel estamos desempeñando nosotros y cuál debería ser en realidad el más apropiado: ¿el del hijo calavera pero arrepentido, así sea por los golpes recibidos? ¿El del hijo mayor rencoroso, resentido y parecido a los fariseos, que se cree con derecho a todo, y que se niega a perdonar? ¿O el del padre bondadoso y compasivo siempre dispuesto al perdón y a la acogida?
Propósito: Hoy revisaré mi actitud ante los reclamos de los demás.
                     ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                      Sábado. Marzo 22 de 2014
J. RUIZ

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