martes, 18 de octubre de 2011

OCTUBRE, MES DE LAS MISIONES


OCTUBRE,  MES  DE  LAS  MISIONES



          Tradicionalmente la Iglesia Católica destina el mes de Octubre para vivir un mes de intensificación de todas las actividades misioneras: oración por aquellos valientes, hombres y mujeres, que han dedicado voluntariamente sus vidas a llevar el Evangelio de Jesús a los lugares más apartados de la civilización actual; recolecta de limosnas y donaciones como aporte económico muy valioso para apoyar el desarrollo de la actividad misionera en el mundo; y, en fin, para resaltar el compromiso misionero que cada día se hace más urgente.

          Todos los bautizados estamos consagrados, aunque de manera diferente, para ser enviados a evangelizar. Es la misión que Cristo nos ha confiado de “dar a su servidumbre la ración conveniente y a tiempo” (Lucas 12, 42). La fe no puede ser un tesoro escondido ni una experiencia exclusiva de cristianos encerrados en sí mismos. La fe debe crecer y expandirse al mundo todo, ya que la sed de Dios es inherente a toda la humanidad.

          Y esa misión debemos comenzar a ejercerla en nuestro círculo familiar. En estos tiempos en que todo tiende a acabar con la familia, que es la base y fundamento de la sociedad, es urgente que tomemos conciencia, sobre todo los padres de familia, de la necesidad de evangelizar a nuestros hijos y a nosotros mismos para que todos podamos recibir la Palabra de Dios y con ella la presencia liberadora de Jesús en nuestras vidas.

          Luego, de esta primera y pequeña comunidad familiar, nuestro campo de acción debe extenderse a  la comunidad parroquial a la que pertenecemos y en la que podemos participar de la mano de nuestros pastores y animadores y dirigidos por ellos, ya que su razón de ser es, precisamente, propender por la realización de la misión.

          Esta especie de cooperación misionera sólo la lograremos si vivimos el espíritu de comunidad como lo vivieron los primeros cristianos, apoyándonos unos a otros especialmente con la oración y con la vivencia real de la Palabra de Jesús como El la vivió en su paso por esta tierra y en compañía de sus apóstoles y discípulos.

           Procuremos que este año la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones nos estimule para que cada uno de nosotros y cada una de nuestras comunidades, demos un testimonio efectivo de caridad cristiana que verdaderamente ayude a la expansión del Reino de Dios en la tierra.

           Que María, Reina de los Apóstoles, nos acompañe en nuestro caminar misionero.

           Turbaco. Octubre 18 de 2011



J.RUIZ

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