Amar a Dios y al prójimo, es el mayor y el más grande de los mandamientos. Pero es que el amor no puede ser un mandamiento: uno no ama a nadie porque lo manden a hacerlo. Uno ama porque...porque sí. El amor es más bien un don...un. Bueno ¿cómo explicarlo? Yo creo que no hay forma. Es que Dios es Amor. Y a Dios no hay forma de explicarlo con lo limitado de nuestra inteligencia. Entonces tampoco el amor tiene explicación. La mejor manera de aproximarnos a Dios es imaginarlo como un Padre-Madre. Un padre o una madre quieren a su hijo sea bueno, regular o malo y para él querrán siempre lo mejor y por ello lucharán hasta la muerte si es preciso. Así es Dios con nosotros, hijos suyos creados por Él a su imagen y semejanza. Y como somos imagen y semejanza suya, debemos tratar de ser como Él: amando, sirviendo y procurando el bien para los demás, que también son imagen y semejanza de Dios. ¿Muy enredado? Bueno: hay que acoger, querer y servir a los demás. Es lo que vale en el Proyecto de Dios.
Propósito: Hoy mi petición será: Señor, enséñame a amar.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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