Si vamos al huerto a buscar los frutos de lo que hemos sembrado, es porque calculamos que ya es tiempo para ello. Y si aún no hay nada, de verdad que nos sentimos decepcionados. Y talvez pensemos: "bueno, quizá le hizo falta abono". Y al solucionar esto: "ya está, vamos a esperar un poco y si aun así no da fruto, la cortamos". Esta es la segunda oportunidad que tantas veces nos da el Señor cuando nos encuentra estériles, ahogadas nuestras ramas y raíces por el montón de basura, aparentadora y dañina, con que el mundo nos inunda día a día. Y el abono que necesitamos para hacer crecer y madurar los frutos del amor y del servicio a los demás, es el conocimiento continuado de la Palabra de Dios, con la disposición irrestricta de acogerla y vivirla, pues es la única que tiene los nutrientes necesarios. ¿Cómo responderemos a esta segunda...o tercera...o cuarta...oportunidad?
Propósito: Hoy buscaré darme cuenta cuál es el "abono" que me hace falta para fructificar con eficacia.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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