A muchos la voz de los profetas les incomoda porque son como la voz de la conciencia que va recordando a cada uno los pasos en falso que va dando por el camino de la vida. Hemos tenido grandes profetas de nuestro tiempo, como Monseñor Oscar Romero o la Madre Teresa de Calcuta. Talvez los hemos admirado, pero ¿recordamos, o, mejor aún, vivimos como nos enseñaron? Y tenemos hoy un enorme profeta: el Papa Francisco. Y ya ha empezado a incomodar a muchos porque sus palabras, basadas en las de Jesús, nos muestran los errores que han llevado a este mundo al oscuro lugar donde se encuentra, y el camino para retomar la ruta correcta que nos lleve a la meta verdadera, chocan, de alguna manera, con los caminos que los falsos profetas nos vienen marcando. Tratemos de ser como los ninivitas que, a la voz angustiosa del profeta Jonás, supieron responder, convirtiéndose y haciendo penitencia.
Propósito: Hoy recordaré las palabras con que se nos impone la ceniza el Miércoles de Cuaresma: "convertíos y creed en el Evangelio". Es la voz de los profetas. Es la voz de Dios.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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