"Baja y subirás volando
al cielo de tu consuelo,
porque para subir al cielo,
se sube siempre bajando".
Es de la humildad de lo que nos habla hoy el Evangelio. Pero no es, necesariamente, la de ocupar siempre el último puesto, sino la que nos permite conocer cuál es el lugar que nos corresponde dondequiera que estemos. Incluso, a veces, puede ser necesaria una gran humildad para ocupar un primer puesto que exija una responsabilidad para la que talvez no todos estén preparados y, por cualquier motivo, nosotros sí lo estemos. Se me ocurre que el Papa Francisco ha tenido que echar mano de ésta para aceptar el tremendo reto de dirigir la Iglesia de Cristo en estos tiempos tan convulsionados y de tanta confusión, junto con todas la luces y las fuerzas que el Espíritu Santo le haya podido conceder. Conservemos un bajo perfil, que no nos exhiba como maravilla de feria, pero que tampoco esconda lo que somos, y lo que podemos hacer, por la gracia de Dios. Sólo a Él el honor y la gloria.
Propósito: De hoy en adelante procuraré vivir muy consciente de lo poco que soy sin la ayuda de Dios, pero con la certeza de que, con Él, todo lo puedo,
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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