Mateo 10, 1- 7
Como los apóstoles, los primeros cristianos, las primeras comunidades, fueron una familia. Todos eran conocidos: familiares y amigos. Y así deberíamos ser los que nos llamamos cristianos. Porque nuestra comunicación con el Padre pasa siempre por nuestra comunicación con los hermanos. Y, pensando en ello,cuando vamos a la celebración eucarística, ¿sí saludamos a los hermanos con quienes allí nos encontramos, aunque no los conozcamos? Porque todos estamos allí para compartir como hermanos la presencia más cercana e íntima de Jesús que se hace pan y vino para permanecer entre nosotros por puro amor y porque sabe que nosotros, sin Él, no somos ni podemos nada. No lo olvidemos más: la vida cristiana es vida en comunidad fraterna en donde todo debe ser compartido: las penas y dolores, para que se dividan y minimicen y, así, se hagan más llevaderas; y los gozos y alegrías, para que se multipliquen.
Propósito: Hoy procuraré ser más amigable y fraterno con las personas que me rodean, especialmente con aquellas que, por algún motivo, puedan ser consideradas como "ovejas perdidas".
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Miércoles. Julio 6 de 2016
J. RUIZ
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