Mateo 20, 20-28
El poder de los que nos llamamos cristianos no debe ser ni el social, ni el político, ni el económico: sólo debe ser el poder del servicio desinteresado a los demás. Así nos lo enseñó, con todas sus letras y puntos nuestro Maestro, después de censurar la ambición de poder de los hijos de Zebedeo: "El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir". No hay necesidad de estar en el podium para ser un buen gregario, como dicen los ciclistas. Los que detentan el poder, cualquiera que sea, se pueden equivocar. Pero sirviendo, no podemos equivocarnos. Esa ambición, tan dañina en nuestra misma iglesia actual, debemos desterrarla definitivamente. No nos preocupemos por puestos más o menos altos porque "eso es para quienes está preparado por mi Padre"
Propósito: Hoy procuraré estar disponible para cualquier servicio que se me ofrezca prestar.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Lunes. Julio 25 de 2016
J. RUIZ
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