Sólo colocando el servicio a Dios y a los demás como prioridad de nuestras vidas, podremos decir, con verdad, que amamos a Dios. Y en este contexto el dinero puede servir, y de hecho sirve, para proveer las cosas materiales que la persona integral, cuerpo y espíritu, necesita para llevar una vida digna. Lo demás ya no es nuestro: es de quien lo pueda necesitar. Pero si algo nos sobra, después de solventar nuestras necesidades, no podemos acapararlo, atesorarlo, porque lo estaremos convirtiendo en un dios, en un ídolo; ni menos, utilizarlo para causar daño a los demás de alguna manera. Debe quedar a disposición de tantos que aun no han podido cubrir sus necesidades más primarias. Entonces se estará manifestando el verdadero amor al que la vida terrena, tan efímera, no le basta, ya que siempre está en crecimiento, y por eso siempre tiene sed de eternidad. Y así será el Reino de Dios.
Propósito: Hoy pediré, con sinceridad, al Señor su ayuda para que no me deje apegar a lo poco o mucho que su gratuidad me haya concedido.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario