Comienza hoy el Tiempo de Adviento, el tiempo de la Esperanza Cristiana. A pesar de las aparentes catástrofes que parecen anunciarnos las lecturas de estos días, es el tiempo de la alegre espera, no de Aquel que vendrá con gran poder y majestad en medio del descarrilamiento de las esferas y de las fuerzas de la naturaleza, sino del Dios hecho Hombre, nacido de una joven, la más sencilla y humilde de la comarca, en un lecho de hierba seca, dejada por los bueyes y las ovejas en su pesebre, para rescatarnos del poder del maligno con su sangre redentora, única moneda capaz de comprar nuestra salvación. La esperanza es signo de vida. Es "lo último que se pierde", dice la sabiduría del pueblo. Alegrémonos, pues, con ella y mantengámosla encendida, permanentemente, "porque no sabemos el día ni la hora", en medio de todo el escepticismo que reina en estos días, "velando y orando" con la cabeza levantada, esperando nuestra liberación que ya se acerca.
Propósito: Hoy renovaré mi esperanza en un mundo de paz, amor y justicia, porque fue la promesa de Jesús, y "todas las cosas pasarán, peros sus palabras no pasarán".
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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