Jesús viene a librarnos de nuestros demonios y nosotros, como pago, preferimos quedarnos con las pequeñas ganancias que ellos nos reportan, y le echamos de nuestros "términos". Tenemos que aprender a dar el justo valor a las cosas que nos rodean: las cosas materiales, por más que nos brinden seguridad, comodidad, sensaciones placenteras, pero todas perecederas, no pueden nunca ser valoradas por encima de las que no acabarán nunca, de las cosas espirituales, que forman un tesoro al que no le da polillas, ni se corroe, ni lo roban los ladrones. Pidamos al Padre, en nuestras comunicaciones frecuentes con Él, que nos conceda los dones del discernimiento y la sabiduría para que nos ayuden a saber qué es lo que debemos hacer y cómo hacerlo. Y dejémonos de ingratitudes con quien sólo viene a traernos el bien.
Propósito: Hoy trataré de identificar los "puercos" que todavía prefiero.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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