Mateo 9, 32-38
La presencia del Señor y su Palabra siguen, como hace dos mil años, presentando dos tipos de reacciones entre quienes son testigos de ellas: la de los que se maravillan sinceramente y, admirados, reconocen que jamás se había visto cosa igual. Y la de los interesados en poner trabas a todo y en ver en todo una mala, o por lo menos, una segunda intención, ante la imposibilidad de negarlo: por el poder del demonio, expulsa los demonios. Y hoy, con la presencia del Papa Francisco llevando el Evangelio verdadero de la Misericordia sin límites de Jesús, a todas las multitudes, esto se sigue presentando: críticas mordaces por encima de las cuales él pasa impávido, con la misma naturalidad con que rompe los protocolos establecidos, para saludar a un enfermo o a un niño; pero también vivas y aplausos de esas "mieses" que ya están maduras pero que hace falta trabajadores que vayan a recogerlas, y que él recibe con una abierta, humilde y sincera sonrisa como homenaje al Dios que proclama. Roguemos al Dueño, no sólo que envíe obreros a su mies, sino que nos dé trabajo a nosotros también en ella.
Propósito: Hoy procuraré seguir las andanzas del Papa en nuestro continente y agradeceré a Dios por ello.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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