A los que pensamos mal en nuestros corazones, a los que a todo le vemos el lado malo, se oponen la humildad y la fe de aquel enfermo y de sus amigos que se presentan ante Él buscando la curación para su parálisis. Jesús lo hace pero primero lo sana de su inmovilidad espiritual perdonándole sus faltas y devolviendo la vida a su espíritu. Luego, "para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados", devuelve la vida a sus piernas y lo manda, caminando, a su casa. Humildad para reconocernos pecadores y necesitados de misericordia y perdón, y fe para saber que sólo Jesús puede y quiere devolvernos la salud y la vida, si así lo deseamos en nuestro corazón y lo buscamos sin condiciones.
Propósito: Hoy programaré una confesión que me devuelva la salud.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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