Las bodas son para celebrar y las celebraciones son con alegría. Allí no debe haber lugar para la tristeza que, de alguna manera, simboliza el ayuno. Y estamos alegres porque Jesús, que es el novio, está con nosotros. Cuando se vaya habrá lugar para la tristeza. Y vino a traernos cosas nuevas y lo nuevo no debe guardarse en sacos viejos ni en cajas podridas porque se romperán y se perderá lo allí guardado. El Papa Francisco ha venido a traernos, talvez no cosas nuevas, pero sí maneras nuevas de leer, interpretar y realizar las normas eternas de la Ley de Dios, aquí en la tierra, que es donde debe comenzar su Reino. Así que dispongamos nuestras mentes "nuevas" y nuestra "nueva" voluntad, para recibirlas y hacerlas vida nueva en nuestra cotidianidad, con la alegría que da el estar en la fiesta de bodas, con el novio y con los amigos.
Propósito: Hoy pediré al Buen Dios felicidad para los que me rodean.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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