Lucas 7, 1-10
Humildad y fe, para alcanzar lo que necesitamos.- Humildad, como la de aquel soldado romano que, por más centurión y romano, se rebajó a reconocer que necesitaba a un judío para que le resolviera un problema. Y fe, para creer que, si Jesús quería, tenía el poder de solucionar su necesidad. Por su afán por su sirviente se veía que el centurión no era una mala persona, y los ancianos judíos así se lo recomiendan a Jesús. Y éste, al ver esa manifestación de fe en las palabras que le manda a decir reconociendo que no es siquiera digno de que Él entre a su casa, se maravilla y dice que "ni siquiera en Israel ha visto una fe igual". Hermoso ejemplo nos ha dejado ese soldado, para todas las gentes de todos los tiempos. Tratemos de imitarlo y, como él, seguro conseguiremos lo que pidamos al Dios del amor, del perdón y la misericordia.
Propósito: Hoy, o cuando reciba la Sagrada Comunión, diré, con la mayor conciencia, como el Centurión: Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarme.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Lunes. Septiembre 18 de 2017
J. RUIZ
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