Lucas 6, 12-19
Sanar es salvar. Y de Jesús salía una fuerza que sanaba a todos . Era la fuerza del Espíritu del Padre a quien Jesús invocaba a cada momento, especialmente cuando se preparaba para un momento trascendente en su vida. Como cuando, según nos lo cuenta el Evangelio de hoy, va a elegir a los que lo habrían de acompañar por los caminos de Galilea proclamando su Nuevo Reino de Justicia, amor y paz, y enseñando que el camino para ser el más grande es haciéndose el servidor de todos. Y toda esa fuerza, obtenida del Padre por el poder de la oración, les fue, sin duda, transmitida a ellos para hacer más efectiva su labor, y para ser repartida en obras de sanación o de salvación a todos los que, de alguna manera, se les acercaban. El poder de la oración, como acercamiento íntimo con Dios, nos hace grandes y fuertes. Por eso no debemos prescindir de ella nunca, principalmente cuando vamos a comenzar algo especial.
Propósito: Hoy y siempre procuraré comenzar todos mis días con un acercamiento íntimo con mi Padre celestial.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Septiembre 6 de 2016
J. RUIZ
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