Lucas 8, 19-21
No puedo quedar indiferente ante un hermano que sufre: es mi familia . Por el Bautismo, todos somos hijos de Dios, todos somos hermanos. Y con ellos estamos en las buenas y en las malas, alegrándonos y entristeciéndonos con ellos. Y cualquier persona que sufre debe ser para el cristiano un llamado a la fraternidad universal y un llamado a tenderle la mano como a quien es verdaderamente familia. Oir la Palabra de Dios y ponerla en práctica, es la forma de mostrar que somos su familia. Oirla con el corazón y ponerla en práctica con toda la fuerza del espíritu, nos hace miembros de esa gran familia.
Propósito: Hoy leeré con atención, para escucharla con el corazón, la Sagrada Biblia.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Septiembre 20 de 2016
J. RUIZ
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