Lucas 7, 11-17
En la escena que el Evangelio de hoy nos cuenta, dos comitivas se encuentran: una, la de la muerte, que acompaña a una pobre viuda que acaba de perder lo único que le quedaba: un hijo. Y la otra, la de la vida, es la muchedumbre que sigue a Jesús, Resurrección y Vida. Pero ésta, la de Jesús, es, además, la de la Misericordia del Padre que no puede ver sufrir a sus hijos. Por eso el Maestro Tuvo compasión de ella, y le dijo: no llores". Y le devolvió todo lo que había perdido, que era su vida misma, su hijo. Recordemos siempre que Jesús es Camino, Verdad y Vida. Y que el engaño, la mentira y la muerte jamás podrán contra Él. Confiemos en la Misericordia del Padre que se nos manifiesta en el rostro y en el corazón bondadoso de Jesús, que se conmueven cuando estamos sufriendo, y que nos consuela y resuelve siempre nuestros problemas.
Propósito: Hoy, en mis dificultades, tendré presente la compasión de Jesús y buscaré su consuelo y su ayuda.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Septiembre 13 de 2016
J. RUIZ
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