Mateo 5, 13-16
Si hemos seguido la reglamentación de que hablábamos ayer, las Bienaventuranzas, seremos "sal de la tierra y luz del mundo". La sal sazona, dá sabor y preserva los alimentos de la corrupción; la luz, brilla, alumbra y derrota las tinieblas. Entonces esa virtudes no pueden esconderse, disimularse bajo los ropajes de una falsa humildad. Si, por la gracia de Dios las hemos recibido, para su gloria las hemos de exhibir. No hagamos ostentación de ellas como de algo ganado por nuestros méritos, ya que somos nada, pero tampoco las escondamos como algo vergonzoso. Mostrémoslas como símbolo del poder y de la gloria del Dios Misericordioso, que, con tan deficientes herramientas, hace obras maravillosas para la expansión de su Reino de amor y de justicia.
Propósito: Hoy y siempre procuraré mostrar que "el Señor ha hecho en mí maravillas".
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Junio 7 de 2016
J. RUIZ
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