Mateo 5, 1 - 12
La Bienaventuranzas son como el decreto reglamentario de la Ley de Dios. En ella se nos dice cómo es que tenemos que hacer para darle a la Ley su pleno desarrollo y cumplimiento. El problema para nosotros, que gustamos tanto de lo fácil y agradable, es que todas esas normas están en contravía de lo que el mundo hedonista del facilismo nos enseña: bienaventurados los que lloran, los que tienen hambre, los mansos, los que tienen sed, los perseguidos. Es una paradoja. Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a entenderla y que nos dé la fuerza necesaria para realizarla en nuestra vida diaria y poder así ser merecedores de la recompensa prometida "que será grande en los cielos".
Propósito: Hoy pediré al Espíritu Santo su luz y su fuerza para saber dar a las cosas y a las circunstancias el verdadero valor que me haga ser bienaventurado.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Lunes. Junio 6 de 2016
J. RUIZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario