Mateo, 18, 15-20
Nos lo ha recordado el Papa Francisco varias veces: "el chisme mata": mata la reputación de la persona, su proyecto de vida y hasta puede matar su misma vida, empujándolo al suicidio al verse repudiado talvez por la sociedad o la comunidad en que se desenvuelve. Es necesaria la reprensión, porque si conocemos que alguien hace algo malo y que le perjudica o puede perjudicar a terceros, debemos intervenir para que no se siga presentando la situación, ya que tan culpable es el que la comete como el que la calla y la consiente. Pero hay forma de hacerlo sin humillar a la persona ni abochornarla. Primero que todo hemos de ver si nosotros sí tenemos alguna autoridad moral para hacerlo, si no estaremos cometiendo la misma falta u otras peores. El ejemplo es la mejor manera de predicar. Y luego, la discreción: "repréndelo a solas entre los dos". Es decir, con caridad, que no se puede confundir con el facilismo de "dejar pasar", para evitar problemas, o para "no interferir con el libre desarrollo de la personalidad", sobre todo si se trata de niños que por algún motivo están bajo nuestro cuidado. Reprender y corregir, si es el caso, pero con amor y con espíritu de servicio, como hacía el Maestro.
Propósito: Hoy recordaré mirar la viga en mi ojo, antes de escudriñar la pajita en el ojo ajeno.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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