El matrimonio, como el celibato, como el ser médico, ingeniero, agricultor, etc., es una vocación. Por lo tanto, si lo escogimos, debemos tener algunas condiciones, y ello, lo que sea que escojamos, debe tener algún atractivo para nosotros. Pero además, el matrimonio, es el destino, es el proyecto que, desde la creación, el Creador señaló para el hombre. Él no quería que el hombre estuviera sólo, quería que hiciera el camino de la vida en compañía de la mujer, porque así los creó: "en el principio los creó hombre y mujer" y "lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre". Los problemas que muchas veces pueden hacer tambalear y fracasar esa unión, lo logran porque nos olvidamos de lo que Dios quiere. Y si Él nos creó y lo dispuso así, es porque es su voluntad, es su querer. Y, si ese es su querer, no va a negarnos su ayuda para que lo llevemos a cabo. Solicitémosla y no pensemos más en que el divorcio, la separación, es la única manera de seguir adelante. La mano del Señor siempre está tendida hacia nosotros en actitud de acogida. No la despreciemos.
Propósito: Hoy recordaré que debo defender y luchar por lo que es el deseo y proyecto del Padre.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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