Juan 12, 24-26
Creo que una de las imágenes mejor logradas por el Maestro de la Parábola, para que entandamos lo que Jesús vino a hacer por nosotros, es la del grano que se pudre y muere para dar lugar a una vida nueva y abundante, pues un grano muerto revive en muchos granos más. Su muerte, la de Cristo, significó el resurgimiento de todas las vidas perdidas por el pecado. Y, si nosotros "no morimos" también a muchos de nuestros gustos, placeres y bienestares, nos quedaremos estériles, no podremos dar fruto al ciento por uno, como es el deseo del Sembrador. Está bien que respetemos nuestro cuerpo y procuremos estar lo mejor posible, pero sin pretender adorarlo con ese tributo absurdo que hoy la sociedad insaciable de consumo, ha querido señalarle como necesario. Eso engendra el individualismo egoísta que nos está llevando al desbarrancadero, llevándonos todo y a todos por delante. Si no somos generosos y solidarios para darnos en el servicio a los demás, seremos granos estériles y vacíos, sin ninguna trascendencia. Sólo permanece el amor que se manifiesta en servicio a los demás.
Propósito: Hoy examinaré cómo anda mi vanidad y en cómo hacer para corregirla.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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