Marcos 3, 22-30
Si un muro está partido, está dividido, tarde que temprano se caerá. Por eso la fortaleza de la Iglesia está en su unidad. Todas las divisiones que en ella pueda haber habido o, pueda llegar a haber, no hacen más que retardar la llegada de la plenitud del Reino de Dios. Además de la tolerancia con nuestros hermanos separados debemos buscar, por medio del diálogo cordial pero sincero y riguroso, la conversión para poder llegar a una unidad común en nuestras creencias teológicas, rituales y espirituales. Y como esa unidad en la fe responde a una llamada precisa del Señor, no debemos dejar de orar permanentemente y con confianza al Padre Bueno para que nos la conceda, según su voluntad.
Propósito: Hoy mi oración será: "Señor, concédenos la paz en la unidad".
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Lunes. Enero 26 de 2015
J. RUIZ
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