Marcos 1, 7-11
El Bautismo, al cual el mismo Jesús se sometió para enseñárnoslo, es un gesto de humildad: nos reconocemos culpables y necesitados de ayuda para poder recobrar los derechos que, gratuitamente, nuestro Creador nos había otorgado, Y también Juan, el Bautizador, nos da tremenda lección de humildad cuando reconoce que él no es digno de desatar siquiera la correa de las sandalias de aquel a quien anuncia. Tan grande es la humildad para el Padre que el mismo Jesús, que no hace alarde de ser Dios, que todo lo tiene y todo lo puede, si "hace alarde" de ser "manso y humilde de corazón". Hoy, en la fiesta de su Bautismo, otra muestra más de su humildad, pues Él no necesitaba purificarse de nada, pidámosle la luz necesaria para comprenderlo así, y la fuerza que nos haga capaces de imitarlo, haciéndonos servidores incondicionales de los demás.
Propósito: Hoy buscaré algunas lecturas acerca de la humildad que me ayuden a comprender mejor en qué consiste.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Domingo. Enero 11 de 2015
J. RUIZ
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