Para dejar de hacer el bien, no hay sábado que valga. "...En aquel tiempo, entró Jesús en una sinagoga y había un hombre que tenía la mano paralizada. Los fariseos estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca:Levántate ahí en medio. Y les dice: ¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla? Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: Extiende la mano. Él la extendió y quedó restablecida su mano. En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle".
Marcos 3, 1-6
Hacer el bien es una misión permanente. Así lo hacía Jesús y así quiere que lo hagamos nosotros. No es una cuestión programable, como las urgencias en el sistema de salud colombiano, según una enfermera de Confamiliar, pie de la Popa en Cartagena, quien le dijo a una señora que fue un sábado en la mañana con un niño que había pasado toda la noche con fiebre más arriba de 39°C: "Lo siento, pero aquí las urgencias son de lunes a viernes en horas de oficina". Esa debió ser de la raza de los fariseos y herodianos a quienes no importaba hacer el bien, que ordena la ley, sino que nadie se saliera de los rectos renglones de la Ley. Jesús nos dio la verdadera interpretación del sábado: es un día de intimidad y comunión con nuestro Creador y Padre para obtener la liberación de las fuerzas del mal. No lo olvidemos: hacer el bien y proclamar el Reino de Dios, es nuestra misión permanente.
Propósito: Hoy examinaré si mi comportamiento sí está de acuerdo con estas consideraciones.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Miércoles. Enero 21 de 2015
J. RUIZ
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