Marcos 3, 7-12
Si en aquellos tiempos hubiera habido carros de bomberos en Galilea, seguramente a Jesús lo habrían tenido que llevar en uno de ellos, como a cualquier ídolo nuestro cuando llega a su pueblo, después de cumplir sus hazañas deportivas, culturales, de entretención o políticas, para no ir a ser aplastado por las emociones exaltadas de sus seguidores. A Él le tocó subirse a una barca amarrada a un tronco de la orilla. Y desde allí seguía cumpliendo la misión de traer el Reino de Dios hasta la humanidad de los hambrientos y adoloridos por enfermedades del cuerpo y del alma, a la vez que los instaba a cambiar de vida y a recibir con alegría esa Buena Noticia que con Él estaba llegando a la tierra, y a llevarla, con alegría, hasta aquellos que aun no la había recibido. Imitemos a aquellas gentes en la búsqueda del Maestro, pero no sólo para remediar o aliviar nuestra necesidades particulares, sino para aprender, porque de veras lo queremos, a vivir de acuerdo con su Evangelio de amor y de servicio a los demás.
Propósito: Hoy pediré al Señor me ayude a reconocerle en los rostros cansados que me encuentre en mi camino, y me dé la oportunidad, al menos, de compadecerles.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Jueves. Enero 22 de 2015
J. RUIZ
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