Juan 3, 22-30
El bautismo es principalmente una purificación que implica un cambio total y para siempre de vida. Y ese cambio no se da sino por la gracia de Dios. Por lo tanto lo que verdaderamente importa no es lo que yo haga sino lo que Él haga en mí, ya que, el nacer a una vida nueva, es algo que "nadie puede recibir, si no se le ha dado del cielo". Mi deber, como cristiano, testigo y seguidor de Jesús, es permitir que la gracia de Dios actúe en mí. No poner obstáculos, ni trabas . En una palabra "preparar el camino" para que el Señor llegue a mí y pueda efectuar su acción salvífica y liberadora. Ahí la humildad de Juan para imitarla y repetir con él, desde el fondo de nuestro corazón: "Es necesario que Él crezca y que yo venga a menos".
Propósito: Hoy me cuidaré de no poner obstáculos en el camino por el que Jesús decida llegar a mí.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Sábado. Enero 10 de 2015
J. RUIZ
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