Lucas 21, 1-4
Las cosas pequeñas y sencillas parecen ser, casi siempre, las más grandes y significativas para nuestra vida espiritual. Debe ser precisamente porque, por pequeñas, suelen pasar inadvertidas y no buscamos con ellas ningún reconocimiento de parte de nadie ni ninguna gloria humana y entonces su buena intención está garantizada. Pero para el ojo infalible y misericordioso de Jesús nada pasa desapercibido, como las moneditas de poco valor de aquella viuda, cuya acción es puesta por Él como ejemplo a seguir. No es que esté condenando a los ricos. Seguramente le causará alegría ver cómo los que tienen abundancia ayudan al sostenimiento del templo, pero lo que le produce la admiración que expresa es ver que ella lo da todo, sin pensar ni en su propia supervivencia, es decir, dándose ella. Pero sabe que Dios proveerá y, con toda seguridad, no quedará desamparada.
Propósito: Hoy revisaré si mi forma de dar incluye el darme, como debe ser.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Lunes. Noviembre 24 de 2014
J. RUIZ
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