Juan 14, 1-6
Hoy celebra la Iglesia la fiesta, la alegría, de todos los que nos precedieron en el viaje a la Casa del Padre. No hemos podido comprender la vida y mucho menos la muerte. Mucho se ha escrito sobre ellas, pero definitivo sólo sabemos que, cuando comienza la vida, ya lleva en ella inscrito el momento de su final, que es la muerte. Y la muerte talvez se parece un poco al nacimiento: cuando nacemos quizá tengamos miedo de lo que encontraremos afuera del vientre de nuestra madre, donde nos sentimos tan cómodos y protegidos y donde no nos falta nada. Pero luego, el calor amoroso de ella y de nuestros demás familiares, nos devuelve la confianza y nos hace olvidar aquellas comodidades para disfrutar de las nuevas. Pensemos, entonces, que, después de la muerte, estará esperándonos nuestro Padre-Madre, más amoroso y tierno que todas las madres del mundo juntas, para hacernos nacer a la nueva y verdadera vida que no tendrá fin. Alegrémonos por nuestros difuntos, oremos por ellos y pidamos su intercesión por nosotros ante el Padre de cuya presencia ya gozan.
Propósito: Hoy haré una oración especial por mis familiares y amigos que ya partieron.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Domingo. Noviembre 2 de 2014
J. RUIZ
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