Lucas 18, 9-14
"Hay quienes se tienen por justos y desprecian a los demás". Se nos olvida que el ser justos no es un merecimiento nuestro sino un don de Dios, quien es el único que puede juzgar y, por lo tanto, justificar o condenar. Si somos auténticos nos daremos cuenta de que no somos más que "siervos inútiles", sin ningún merecimiento propio que valga la pena, por lo que no estamos en condiciones ni tenemos autoridad moral para juzgar a nadie. Como el publicano, inclinemos la cabeza, reconozcamos nuestra inutilidad y pidamos la misericordia de ese Padre Bondadoso, quien, al vernos así, seguramente nos dirá: ¡Ten ánimo, levántate y vete en paz!, porque "el que ensalce, será humillado y el que se humille, será ensalzado".
Propósito: Hoy, y en adelante, procuraré no juzgar ni permitir que en mi presencia se juzgue a otros.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Domingo. Octubre 23 de 2016
J. RUIZ
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