Lucas 18, 1-8
La oración tiene que ser constante y perseverante. Y con una fe cierta en que ese Padre inigualable en el amor para con sus hijos, nos hará justicia, siempre y cuando, a la hora del juicio, que no la sabemos, halle fe en nuestro corazón. Si la perseverancia en la petición de la viuda, logra conmover y vencer la resistencia de aquel "juez que ni temía a Dios, ni respetaba a los hombres", por cualquier motivo que haya sido, ¿cómo no va a conmover a quien es la Bondad misma y cuyo corazón no sabe otra cosa que amarnos a nosotros, sus hijos, buenos o malos, fieles o traidores? Que no falte en nuestra vida diaria la oración, como comunicación íntima y constante con Dios, es la lección evangélica de hoy.
Propósito: Hoy procuraré ser más "insistente" y constante en mi oración, recordando que "quien persevera, alcanza".
¡ FELIZ DÍA,JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Domingo. Octubre 16 de 2016
J. RUIZ
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