Estamos unidos, injertados en Cristo por la gracia que nos ha sido dada, como los sarmientos a la vid, o como las ramas a cualquier otro árbol, de tal forma que, si nos desprendemos de ella o del tronco principal, nos morimos, nos secamos, y ya no podremos dar fruto alguno: "porque separados de mí no podéis hacer nada". Es que del tronco principal, que es Cristo, mana la savia, manantiales de vida eterna, hasta cada una de las ramas o sarmientos, para alimentarlas y hacerlas frutecer. Es esta también imagen de la Iglesia como vid y nosotros como sarmientos. Si no estamos unidos a ella, no podremos fructificar porque su Palabra, la de Jesús, su Formador, no llega hasta nosotros como savia de vida eterna y eficaz. Pero hay muchas ramas que consumen la savia pero no dan frutos. Deben ser podados y así lo hace el buen agricultor, para que, de esa manera, llegue más savia de vida a las otras ramas y su fruto sea más sano y abundante. De igual forma en nuestras comunidades y en nosotros pueden existir también muchas ramas que cortar: la ambición, la vanidad, el uso del dinero, el facilismo. Hagámoslo a tiempo para que no haya que cortar toda la rama y echarla al fuego y se quede estéril para siempre.
Propósito: Hoy buscaré en mí las ramas que debo podar porque talvez me estén impidiendo dar fruto.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
MES DE MAYO: MARÍA, MADRE DE MISERICORDIA, RUEGA POR NOSOTROS
J. RUIZ
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