Marcos 7, 24-30
Es imposible que el corazón compasivo y misericordioso de Jesús no se derrita ante ese derroche de fe, de esperanza, de humildad y de amor de aquella mujer que, olvidando su dignidad por el amor a su hija enferma, se reconoce como es, sin derecho para pedir lo mejor, pero tiene también argumentos para pedir que le dejen lo que sobra, porque tiene la esperanza cierta que da la fe, de que Él si podrá curarla. Fe, esperanza, humildad, amor y perseverancia, son las virtudes que el Evangelio de hoy nos presenta para tratar de imitar, con la ayuda del Maestro que nunca nos será negada.
Propósito: Hoy, además de admirar la virtudes de la mujer sirofenicia, pediré al Señor su ayuda para tratar de emularla, así sea en mínima parte.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Jueves. Febrero 12 de 2015
J. RUIZ
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