Lucas 14, 12-14
La generosidad, para serlo, no puede estar cargada de ningún sentimiento egoísta.- Si al dar algo estamos calculando qué podemos obtener a cambio no estamos manifestando amor, sino utilizando un peldaño para poder alcanzar algún beneficio. Y eso es un negocio, no es caridad, ni generosidad, ni nada que se le parezca. Las palabras de Jesús, en el Evangelio de hoy, así, con todas sus letras y con toda su claridad, invitando a llamar a nuestra mesa a los pobres, lisiados, cojos, exiliados, desplazados, ancianos abandonados, si han sido escuchadas, no parecen haber sido estrenadas aún, ni siquiera por los que nos declaramos sus seguidores. Son tantas las excusas para no hacerlo: "sentar a la mesa a un desconocido, ¿y si va y es un sicópata, o un ladrón o un violador o un asesino, o si tiene una enfermedad contagiosa?". No olvidemos que nadie puede ganar en generosidad al Padre Dios, y que es Él quien un día nos pagará la recompensa por haber servido. ¿Valdrá la pena arriesgarnos?
Propósito: Hoy trataré de hacer algo por alguien sin que ni él ni nadie se entere.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Lunes. Octubre 6 de 2017
J. RUIZ
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