Lucas 19, 41-44
El llanto de Jesús no es sólo por la destrucción de Jerusalén, sino por nuestra negativa a recibir la salvación que nos viene a traer.- Como los judíos de entonces que no supieron reconocer la presencia del Mesías entre ellos, tampoco nosotros somos capaces de reconocer su presencia entre nosotros, después de todos los esfuerzos que ha hecho tratando de lograrlo: predica con palabras y con el ejemplo, sana a todos los enfermos que encuentra a su paso, consuela a los tristes de todos los caminos, es rey y vive sirviendo a los demás, es Dios y se hizo hombre con todas nuestras debilidades para asumir totalmente nuestra realidad...y aun no logramos descifrar quién es. ¿Será que no queremos aceptar que ese que sufre en las calles del mundo porque es excluído, porque está enfermo, porque es un refugiado, tiene el rostro sufriente de Aquel que lloró contemplando la ciudad, al ver que "no conocimos el tiempo de tu visita"? Intentemos no ser motivo de esas lágrimas y practiquemos su mandato de amor, perdón y misericordia para que podamos "conocer su mensaje de paz".
Propósito: Hoy meditaré en que mis infidelidades hacen llorar a Jesús.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Jueves. Noviembre 23 de 2017
J. RUIZ
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