Juan 1, 29-34
La perfección de Jesús es, precisamente, la misericordia de Dios que nos purifica.- Juan, inspirado por el Espíritu Santo, lo reconoció así y por eso lo proclama como "el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo". Y es en el Sacramento del Bautismo en donde se da esa purificación y nuestra proclamación como hijos de Dios, hermanos de Jesús y coherederos con Él del Reino de los cielos, la Casa que el Padre nos tiene preparada desde siempre, si acogemos su Palabra, que es Jesús, si la aceptamos y si vivimos conforme a ella, en su amor y en permanente disposición de servicio a los hermanos. Oremos al Señor para que, como Juan, podamos verlo así y dar testimonio de que Él es el Elegido, el Mesías prometido, Rey y Señor de nuestros corazones.
Propósito: Hoy rezaré con atención el Credo para reafirmar mis creencias bautismales.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Enero 3 de 2017
J. RUIZ
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