Marcos 4, 21-25
Dos enseñanzas en el Evangelio de hoy: ser valientes y juzgar, si lo hacemos, con magnanimidad.- Si hemos tenido la suerte de que la luz del Señor nos ilumine, se encienda en nosotros, ¿porqué vamos a ocultarla? No, la luz es para alumbrar y por lo tanto debe ser expuesta. La Palabra es para instruir y por lo tanto se debe proclamar. Y es nuestra obligación hacerlo sin temores, porque, como dice San Pablo en la carta a Timoteo: "Dios no nos ha dado un espíritu cobarde". Y lo segundo es que, si por cualquier razón, emitimos algún juicio sobre alguien, lo hagamos mirando siempre lo mejor de esa persona, porque así como lo hagamos, lo harán con nosotros el día de nuestro propio juicio.
Propósito: Hoy y siempre procuraré no juzgar a nadie y que, cualquier opinión mía sobre alguien, sea la más conveniente para ella.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Jueves. Enero 26 de 2017
J. RUIZ
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