Marcos 10, 46-52
En estos tiempos de los selfies egoístas y narcisistas, en los que no queremos ver, sino ser vistos, sí que nos cae bien este recordatorio de los gritos de Bartimeo: "¡Señor, que vea!". Es que no queremos "ver" a Jesús en el rostro cansado y desesperado de los que padecen tantas clases de sufrimientos que reinan por el mundo. No queremos "ver" las necesidades de los que están echados a la vera del camino y que talvez con tan poco se pudieran sentir reconfortados. No queremos "ver" a tantos niños y adultos muertos en la lucha incomprensible de los refugiados de tantas partes del mundo por llegar, con su última esperanza, hasta la "tierra prometida", a descansar de tanta ignominia propiciada por los poderosos de la tierra. Esto no puede seguir ocurriendo. Tenemos que gritar, como el ciego del camino, con insistencia, persistencia y resistencia, pero también con humildad: "Señor, ¡que vea!", porque Él, hace ya mucho rato, nos viene preguntando: "¿Qué quieres que te haga?".
Propósito: Hoy, desde el fondo de mi alma, quiero repetirte con Bartimeo: "Señor, que vea".
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Jueves. Mayo 26 de 2016
J. RUIZ
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