Lucas 2, 22-35
Según la Ley, pasados unos días después del alumbramiento, la madre del niño debía presentarse en el templo para ser purificada y para presentar al niño, como primogénito, a Dios. Y María y José, como buenos ciudadanos cumplidores de los preceptos, van a cumplir con ellos. ¡Va María, que es la misma Pureza, a purificarse! ¡Y a presentar al niño al Templo quien debería presentarse ante Él! ¡Qué lección de humildad y de aceptación de la voluntad de Dios! Y nosotros, tan insignificantes, ¡cuántas veces creemos estar por encima de la ley! Es la soberbia que no nos deja ver con claridad, que no nos deja comprender nuestra pequeñez y nuestra nada, y nos desvía por caminos que no son, haciéndonos, al transitar por ellos, ofender a los demás y, a veces, causarles sufrimiento. Otra vez está aquí, en esta familia modelo, el ejemplo a seguir: cumplamos, como ellos, las normas que nos rigen; integrémonos a la comunidad, como ellos, con la disposición, permanente y sin condiciones a servir a los demás, y así estaremos haciendo que el Reino de Dios llegue y esté de verdad entre nosotros.
Propósito: Hoy procuraré estar de veras disponible y dispuesto a aceptar la voluntad de Dios.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Lunes. Diciembre 29 de 2014
J. RUIZ
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