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Lucas 1, 57-66
"La mano del Señor estaba con él". Y lo hizo grande entre los hombres, fue su Precursor, preparó sus caminos y fue la voz que clamó en el desierto para que todos hicieran lo mismo y se convirtieran a la forma de vida del Nuevo Reino que ya llegaba a instalarse entre nosotros. Y fue sencillo y de familia humilde, como habría de ser el que era más grande que él y a quien no se consideraba siquiera digno de desatar sus sandalias. Su voz llegaba a todos: a los pobres y excluidos, en la periferia de los pueblos y a los ricos y poderosos, en sus palacios dorados. Y a estos incomodaba porque sus palabras gritaban lo que hacían mal, porque sus propuestas de vida eran diferentes a las que estaban de moda. Lo mismo que hoy, cuando queremos vivir en un individualismo totalmente egoista y facilista, buscando y creyendo que sólo es válido lo que nos causa placer y bienestar, sin pensar en si es lícito o no y si ello puede causar la desgracia y el sufrimiento de otros. Escuchemos esa voz que clama en el desierto y atendamos su llamado, para que también la mano misericordiosa y compasiva de Dios esté con nosotros.
Propósito: Hoy pediré al Señor su ayuda para prepararme lo mejor posible a celebrar su llegada a morar entre nosotros.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Diciembre 23 de 2014
J. RUIZ
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