"...En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos. Dícele Jesús: Yo iré a curarle. Replicó el centurión: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: Vete, y va; y a otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos".
Mt 8,5-11
"Basta que lo digas de palabra...".- Esa fe del centurión es verdaderamente admirable. Es una fe sin condiciones ni preguntas. Es una fe que sale del corazón. Y contra eso nadie puede. Ante una fe así todo es posible, todos se rinden. Y hasta Jesús queda admirado. Es un soldado opresor del pueblo judío y tener esos sentimientos en su corazón...y por un criado¡ De verdad que no se comprende. Esa es la enseñanza del Maestro puesta en práctica por un pagano: amar a los demás y servirles. Para nosotros, además de admirarnos, debe ser un estímulo para tratar de no ser menos ya que nos decimos seguidores y testigos de Jesús.
Propósito: Hoy repetiré con el centurión: "Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo".
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Lunes. Diciembre 4 de 2017
J. RUIZ
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