Juan 1, 6-8; 19-28
Jesús vino para ser la Luz de este mundo, Juan, para ser testigo de ella y nosotros debemos seguir dando fe de ella.- Y la forma de hacerlo es con la conversión a una vida que sea reflejo de esa Luz. No que seamos esa luz, como tampoco lo fue Juan, quien sí sabía bien quien era - "Yo soy la voz que grita en el desierto" -, sino que nuestro corazón sepa acogerla y reflejarla para todos en nuestra forma de vida cotidiana, llena de fe, esperanza y alegría porque el que viene, y a quien, con nuestro comportamiento anunciamos, trae la Buena Noticia del Reino y ya, con Él, está presente entre nosotros. Manifestemos nuestra alegría y nuestra esperanza en este tiempo de Adviento con la mejor preparación del corazón, rodeándonos de un poco de silencio en medio del ruido y el barullo de la época, para recibir al Enviado del Padre que viene a traernos su Misericordia y su perdón.
Propósito: Hoy dejaré ver mi alegría porque en todo está presente la Providencia amorosa de Dios
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Domingo. Diciembre 17 de 2017
J. RUIZ
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