Juan 20, 2-9
Jesús, como Vida que es, no puede estar entre los muertos.- Así lo comprende Juan, "el discípulo a quien Jesús amaba", al llegar de primero a la tumba vacía y ver el sudario y los lienzos ordenados a un lado de sepulcro. Y entonces "vio y creyó". O mejor: no vio lo que esperaba ver y creyó porque el recuerdo de las palabras de Maestro, le hizo intuir lo que había pasado: Jesús había resucitado, había vencido a la muerte y había reconstruído en tres días el templo de su cuerpo, como lo había anunciado con palabras que ellos no habían podido comprender en ese momento, pero que ahora aparecían claras como el agua. Y al mismo tiempo la alegría de ser sus testigos invadió el corazón de los apóstoles. Y Pedro, Juan y María, la que "había amado mucho", corrieron desalados a proclamar la Buena Noticia: El Maestro ha resucitado como lo dijeron las Escrituras y Él mismo. No lo hemos visto, pero el sepulcro está vacío. Y nosotros somos testigos, como lo fuimos de su Pasión y de su Muerte.
Propósito: Hoy, Señor, mi petición será: ¡Concédeme la alegría de ser tu testigo, oh Señor!
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Miércoles. Diciembre 27 de 2017
J. RUIZ
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