Lucas 16, 1-8
No es una alabanza para el que obra el mal, sino una recriminación para el que no hace lo necesario para obrar el bien.- El Señor alabó al administrador no por robar a su amo, sino por la diligencia y astucia con que obró para salvar su propio pellejo, robando más. Y es que, de verdad, así nos pasa: nos las ingeniamos rápidamente para solucionar los problemas terrenales que nada aportan a nuestra vida espiritual y que, muchas veces, se oponen a ella. Pero no se nos ocurre nada para proclamar y difundir la verdad del Evangelio que, como cristianos, estamos llamados a propagar por la faz de la tierra y hasta el final de los tiempos. Empecemos, como el administrados de la parábola, desde ya, a hacer amigos para los tiempos definitivos, utilizando bien los bienes de que disponemos, por gratuidad del Padre, para servir y ayudar a aquellos menos afortunados que nosotros, y sus agradecimientos seguro serán bonos a nuestro favor el día del rendimiento de las cuentas finales.
Propósito: Hoy meditaré en alguna forma de colaborar en la difusión del Reino de Dios y su justicia.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Viernes. Noviembre 4 de 2016
J. RUIZ
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